Por la noche se organizaron las guardias de turno. Mi Capitán se las apañó para estar a las 6 a.m. en el puente mando para sacar todo su armamento de pesca. Ayer fue un desastre, ni un plástico se llevo, la verdad es que el mar no estaba para mucha pesca.
La Sirenita hizo la primera guardia de la noche desde las 10 p.m. hasta las 2 a.m. y Mi Capitán desde las 2 a.m. hasta amarrar en puerto, nadie sería capaz de enviarlo a dormir a las 6 a.m.
La Sirenita desde que es Patrona, parece otra. Las guardias ya no se le atragantan, ya no se duerme, ya no se aburre, esta siempre atenta al horizonte, una fenómena.
La mañana amanece con un nuevo mercante al horizonte, uno de esos inmensos y cargado hasta los topes.La Sirenita desde que es Patrona, parece otra. Las guardias ya no se le atragantan, ya no se duerme, ya no se aburre, esta siempre atenta al horizonte, una fenómena.
Así transcurre toda la mañana en el DASUMO. El mar como un plato, de esos días en que no se mueve nada de nada y el viento inexistente, cuando ya divisamos tierra en el horizonte.
A media mañana un contratiempo sacude la tranquilidad en cubierta. La velocidad ha bajado dos nudos de golpe y no parece que haya explicación alguna. Mi Capitán de un par de giros de 360º pensando que llevamos algo arrastrando pero no consigue aumentar la velocidad.
En un momento de despiste, y mientras Mi Capitán esta dentro de la cabina, el DASUMO vuelve a arrancar sin más explicación que algo que deberíamos llevar enganchado en la quilla porque la hélice se invertía perfectamente.
A las 13h hacíamos entrada en el puerto de Vilanova, amarrábamos sin más contratiempos y mi tripulación sufría el calor típico de un domingo de Julio dentro del puerto. Un calor y un sofoco impresionantes les acompañaba durante la descarga del barco.
Misión cumplida, objetivo cumplido y a esperar la próxima singladura.
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