A las tres de la tarde y con más de 33 grados de temperatura en el puerto, llega Mi Capitán con prisas y acalorado.
Enciende el motor, suelta una amarra, suelta un muerto, suelta la otra amarra y suelta el segundo muerto, corre al timón y ponemos rumbo a la gasolinera del Club.
Llama por radio, llega el amable marinero, amarramos en la gasolinera y llenamos el tanque de Gasoil hasta los topes. Además decide llena tras garrafas de 25 litros cada una para tener gasoil de repuesto para la vuelta y no tener que repostar en las islas, que ya sabemos todos que es perder una mañana entera.
Hace llenar también el pequeño bidón de gasolina para la Dinghy con siete litros.
Mi Capitán esta sudando la gota gorda, pero este suplicio es necesario porque a la hora que tienen previsto partir, la gasolinera ya estará cerrada.
Soltamos amarras de la gasolinera, nos despedimos del marinero y volvemos a nuestro amarre.
Sin ayuda ninguna, Mi Capitán realiza una excelente maniobra, agarra las amarras y los muertos y me deja inmovilizado de nuevo.
Ahora se dedica a llenar hasta los topes los dos depósitos de 200 litros de agua y me deja listo y preparado para zarpar esta noche rumbo a Ibiza.
Enciende el motor, suelta una amarra, suelta un muerto, suelta la otra amarra y suelta el segundo muerto, corre al timón y ponemos rumbo a la gasolinera del Club.
Llama por radio, llega el amable marinero, amarramos en la gasolinera y llenamos el tanque de Gasoil hasta los topes. Además decide llena tras garrafas de 25 litros cada una para tener gasoil de repuesto para la vuelta y no tener que repostar en las islas, que ya sabemos todos que es perder una mañana entera.
Hace llenar también el pequeño bidón de gasolina para la Dinghy con siete litros.
Mi Capitán esta sudando la gota gorda, pero este suplicio es necesario porque a la hora que tienen previsto partir, la gasolinera ya estará cerrada.
Soltamos amarras de la gasolinera, nos despedimos del marinero y volvemos a nuestro amarre.
Sin ayuda ninguna, Mi Capitán realiza una excelente maniobra, agarra las amarras y los muertos y me deja inmovilizado de nuevo.
Ahora se dedica a llenar hasta los topes los dos depósitos de 200 litros de agua y me deja listo y preparado para zarpar esta noche rumbo a Ibiza.
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